Para lograr este tratamiento dentro de nuestro sistema de Dirección Comercial del sector deportivo, desde el primer momento, debemos mostrar a los miembros del equipo el máximo respeto y tratarlos como a profesionales de alto rendimiento. Pero, obviamente, el trabajo no debe quedar ahí. No podemos olvidar que la indiferencia es interpretada por los subordinados como: «no creo que valgas para mucho». Igualmente, un control demasiado férreo con feedback muy negativo, va debilitando la confianza del trabajador y haciéndole sentir incapaz de lograr los objetivos trazados.
No obstante, aunque las expectativas ambiciosas son estimulantes, también es necesario no pecar de exceso para evitar la frustración y el desánimo si los resultados no son tan brillantes o tardan mucho en llegar.
El directivo excelente tendrá la capacidad de predecir el rango máximo de resultados que puede lograr el subordinado y, en consonancia con ello, fijarle metas ambiciosas pero realistas y, sobre todo, darle las herramientas para que pueda lograrlas. De hecho, la herramienta número uno es la confianza en la posesión de las capacidades que facultan para lograr el éxito deseado.
Otro aspecto importante será refrendar las expectativas de éxito con éxito en la Dirección Comercial del sector deportivo. Para ello, conviene comenzar con metas relativamente fáciles de alcanzar, brindar el apoyo necesario para que sean logradas y, una vez logradas, reconocer el esfuerzo y la mejoría y celebrar el éxito, como antesala de nuevos éxitos.